Cuando un hombre y una mujer deciden casarse van ilusionados y confiados en que ese matrimonio será para toda la vida: “En las buenas y en las malas hasta que la muerte los separe”. Dicha unión debe estar edificada en la roca fuerte que es Dios, de no ser así estará sentenciada al fracaso. En ocasiones, luego de años de matrimonio, de feliz convivencia, ilusiones, triunfos, proyectos comenzados, experiencias compartidas, de tanta entrega, sacrificios, compenetración afectiva y emotiva, esa unión se desvanece. Se ve amenazada con una ruptura que concluye con la disolución del enlace; por la intromisión de una tercera persona, por la voluntad de uno o de ambos cónyuges, o por problemas económicos. Cuando las deudas y compromisos financieros van en aumento y se sienten asfixiados, y se ve amenazado el estilo de vida al que se está acostumbrado; comienzan los conflictos y se acaba el amor. Esta conducta induce a pensar que uno de los cónyuges no tenía amor verdadero, puro y real, si no que algún interés y conveniencia fue lo que le motivó llegar al matrimonio. Una vez la relación de pareja fracasa algunos experimentan momentos de tensión y coraje sin considerar el daño emocional que esto le ocasiona a ambos, a los hijos y familiares. Cuando el amor se acaba, termina el cuento de hadas y comienza lo que unos llaman pesadilla. Está será la noticia del día y de última hora en boca de todos los que conocen a la pareja. En ese proceso se desarrolla una batalla, un forcejeo con el que parecen demostrar quién tiene más poder y fuerza. Al terminar la unión comienza una contienda legal por los bienes, pensión y custodia de menores. Terminan en una pugna sin fronteras en un tribunal por los bienes gananciales, resultado del esfuerzo, dedicación de ambos cónyuges, o fruto del sacrificio, entrega y visión de una de las partes. Estos pleitos, en la mayoría de las veces, no resultan en uno justo ni equitativo para aquellos que confiaron en otros y se dieron sin reservas, sin capitulaciones ni reparos por “el amor de su vida”. No siempre lo que es legal es justo. Muy pocas veces los bienes del matrimonio son del esfuerzo de ambos. Muchos festejarán lo que a otros, sin duda provocará dolor, tristeza, desilusión y hasta destrucción. En este momento afloran un sin número de interrogantes como ¿Quién retiene las propiedades? ¿A quién le corresponde asumir las deudas? ¿De cuánto será la pensión o manutención de los niños? ¿Quién obtendrá la custodia de los menores? Te animo a que te hagas consciente de actuar siempre responsablemente, a no perder la cordura ni el razonamiento; tampoco permitas que el rencor y el odio se apoderen de tus pensamientos. Recuerda que te provocarás más daño que el que intentes hacerle a otros mediante la disolución de la relación. La venganza es la satisfacción que creen sentir aquellos que hacen daño. No permitas que el final del cuento, tronche los sueños de tu propia vida. ¡Recuerda que no es el final, aún queda mucho por recorrer y vivir! PIROJM.COM © - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
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AutorEl autor es Coach Empresarial y de Vida. Estudió Justicia Criminal y es el autor de los libros Jamás Vencido por la Vida y ¿De Quién son éstos Zapatos? BOOKSTOREComunidadArchivos
Agosto 2024
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