¿El Breakdance es un Baile o un Deporte?

El debate sobre si el breakdance, o breaking, es un baile o un deporte sigue siendo un tema de discusión relevante y apasionante dentro de la comunidad del hip hop. Con su reciente debut en los Juegos Olímpicos de París 2024, este arte urbano ha capturado la atención del mundo, generando tanto entusiasmo como controversia. Sin embargo, ante la decisión de no incluirlo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, es fundamental invitar a la población del hip hop a reflexionar, debatir y sobre todo, compartir sus perspectivas.

Uno de los elementos clave que surgieron en la conversación pública fue la actuación de Rachael Gunn, conocida como B-Girl Raygun. Su desempeño, criticado ampliamente en redes sociales, ha llevado a muchos a cuestionar si su participación ha afectado la percepción del breakdance como disciplina olímpica. Fue vista como una prueba de que el breaking puede no estar a la altura de otros deportes en un escenario tan prestigioso. A raíz de esto, surge la pregunta: ¿Se debe la exclusión del breaking en Los Ángeles 2028, directamente a una actuación mediática desfavorable, o hay otros factores en juego?

Es crucial mencionar que la decisión de no incluir esta disciplina en el programa olímpico fue anunciada en octubre de 2023, antes de la competencia en París. Esto sugiere que la evaluación sobre el breaking trasciende el evento reciente y está influenciada por una serie de consideraciones que requieren un análisis más profundo.

Un aspecto central del debate es la esencia misma del breaking. Aquellos que participan en la cultura hip hop podrían argumentar que el breaking es, ante todo, una forma de expresión artística, un baile que desafía las convenciones. Por otro lado, la estructura competitiva y la técnico-disciplinariedad del breaking pueden legitimarlo como un deporte. La opinión de los coreógrafos, bailarines y competidores será esencial para entender cómo se identifica la comunidad con esta práctica.

Además, no podemos pasar por alto la insinuación de que la figura de Raygun pudo haber sido utilizada para alterar la opinión pública. La manera en que se cubren estas controversias en los medios puede influir en la percepción del público, y sería interesante explorar si esto ha servido para confundir a los seguidores del hip hop en cuanto a la legitimación del breaking como disciplina olímpica.

La crítica es válida y necesaria. ¿Qué haría falta para que el breaking regrese a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 o a futuras competencias? La respuesta puede residir en cómo se represente culturalmente esta disciplina, así como en la aceptación de su naturaleza híbrida como baile y deporte al mismo tiempo.

Invito a todos los representantes de la cultura hip hop a unirse al diálogo sobre el futuro del breakdance. Ya sea como danza o deporte, esta forma de arte ha dejado una huella indeleble, y su valor no debería estar definido únicamente por un enfoque competitivo. La voz de la comunidad es esencial para reivindicar su lugar, a pesar de las controversias y los malentendidos que puedan surgir. El futuro del breaking en el ámbito olímpico puede estar en juego, pero su legado en la cultura hip hop es indiscutible.